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José Beneroso Santos

(Historiador-Investigador)

Entre españoles. Presentación de la sección «Imágenes de una guerra» del grupo Mil historias de Historia en diciembre de 2020

En el día de hoy, exhaustos y diezmados los «ejércitos» franquista y republicano, se ha decidido definitivamente acabar con la guerra. Tras muchos años de lucha quedan superadas todas las diferencias, las contradicciones, los obstáculos…, y ha llegado la hora de tenderse las manos y fundirse en un abrazo. La Paz, la Piedad y el Perdón por fin van a ser una realidad.

¿Sería posible esto? Hoy, más de ochenta años después de la tragedia vivida, los españoles habríamos decidido cerrar las heridas porque nuestro país, quizás más que nunca, lo necesita, y nuestros jóvenes exigen mirar al futuro sin lastres, aunque nunca se deban olvidar los errores cometidos en el pasado, sobre todo para no repetirlos.

No podemos estar constantemente juzgando a nuestros padres y abuelos. No olvidemos que fueron las circunstancias que a ellos les tocó vivir, las que propiciaron la guerra y las que los condenaron a sufrir esa tragedia. Una sociedad fracturada, con dos visiones muy distintas de lo que debía ser España, y que no supo, o no pudo, salvar sus diferencias y resolver la situación. Pero además de ese fracaso colectivo como país, existieron intereses económicos e ideológicos extranjeros que actuaron como catalizadores para que el enfrentamiento se materializase en un campo de batalla y no en las instituciones democráticas estatales.

Es necesario, creemos que imprescindible, cerrar definitivamente, de una vez y para siempre, las heridas, aquéllas que parecían estarlo ya tras el proceso de la transición y que en los últimos años, por intereses y razones de distinta índole, se han vuelto a reabrir. Claro que la transición española no fue perfecta y quedaron muchas cosas por hacer, como, sin excusa alguna, rescatar del olvido a las víctimas, a todas las víctimas, omisión que ha sido considerada una «anomalía democrática», y garantizar un espacio común donde todas las memorias, incluso la memoria colectiva del país, puedan manifestarse.

Es cierto que nuestra sociedad tiene contraída una deuda con los que lucharon por la libertad y la democracia que hoy disfrutamos, pero también lo es que mirar el pasado con los ojos del presente es un grave error. Juzgar hechos del pasado con argumentos actuales es una temeridad que solo los necios se atreverían a cometer, porque no existe ningún hecho histórico que desde la visión actual no sea reprobable en algún aspecto o detalle, ¿o es que quizá nosotros somos mejor sociedad que todas las que nos han antecedido? Decididamente y con absoluta rotundidad, no.

¿Quién marca la línea de separación entre lo correcto y lo incorrecto, de lo bueno y de lo malo, de lo justo e injusto…, del bien y del mal? La evolución humana es un proceso que sigue su curso y, probablemente, dentro de cien años se verán rechazados hechos presentes como ahora se pretende hacer con otros tiempo atrás acaecidos. No podemos reescribir la historia constantemente, ni juzgar a sus protagonistas, en este caso nuestros padres, abuelos y bisabuelos. No aislar los hechos ni analizarlos fuera del contexto en el que tuvieron lugar es sin duda crucial para la convivencia y la salud de este país. No podemos seguir haciéndonos más daño del que ya nos causó la guerra.

Hemos asistido desgraciadamente durante años a una reescritura de la historia…, en el caso que nos ocupa generalizada, primero por los «vencedores» desde el poder y luego por los «vencidos» desde las ansias de resarcimiento, una historia doblemente falseada porque lo que importaba no era el pasado sino el presente, intentando justificar lo injustificable y eludiendo conocer la verdad para reemplazarla por una verdad. Todos tenían, tienen, cada cual una verdad, su verdad.

Bien, comenzamos hoy esta sección que hemos titulado: «Imágenes de una guerra», con el deseo expreso de que sea un lugar de encuentro y reconciliación. Por supuesto no serán tolerados bajo ningún concepto cualquier tipo de descalificativo, insultos o comentarios irrespetuosos. Creemos que tenemos ya la suficiente madurez colectiva para tratar este dramático acontecimiento con la necesaria perspectiva histórica de una sociedad juiciosa y democrática.

Sin embargo, no queremos que esta sección se reduzca a una mera exposición de fotos, más o menos interesantes, sino que sea un espacio generador de comentarios, preguntas y respuestas. Eso queda en nuestras manos.

Por último no debemos olvidar, tanto los curiosos o aficionados como los profesionales, que en Historia se ha de ser riguroso y objetivo en todo lo posible, pero también honesto, humilde y generoso. Sobre todo honesto.

Ánimo, y participen.

La Administración de Mil historias de Historia

 

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